viernes, 11 de julio de 2008

Nadie envidia la lectura (post reflexivo)

Una afirmación aventurada que creo es verdad. La envidia es un sentimiento humano recurrente, a veces muy sutil otras muy intenso. Las consecuencias de dicho sentimiento son insospechadas, pueden ir de una mirada hiriente hasta la destrucción de su origen. A veces se intenta disfrazar con adjetivos que oculten su esencia. He llegado a escuchar que se tiene "envidia de la buena"... pero pocas veces que se tienen "envidia de la mala" será porque es un sentimiento tan vil que al mostrarse desnudo aflora los sentimientos más repulsivos de cualquier ser humano y es entonces cuando la vergüenza nos calla... pero ese es otro camino. Los motivos de este sentimiento tan desagradable son variados, tan simples o complejos, dependiendo del sujeto, pero en el mundo material (MaTeRiaL WorlD, Madonna says) la principal causa de discordia entre nuestra tranquilidad y la insana envidia que infecta los corazones está en las posesiones. Una vez infectado el corazón humano, se hace vulnerable a otro sentimiento, perturbador e igual de peligroso: el odio. Algunos nos preguntamos qué hacer para no desatar envidias por la vida, claro que no es presunción, pues quien lo piense me atrevo a asegurar que envidia con frecuencia, la respuesta no es fácil de encontrar. Desafortunadamente, creo que todos envidiamos, unos con más frecuencia que otros. La culpa no es de la industria de consumo, de los medios de comunicación, de las diferencias sociales, de la opresión humana. La culpa es del envidioso que no sabe lidiar con su sentimiento y pudre su corazón hasta el odio y la destrucción... a veces la autodestrucción. Dicen que la envidia inicia su gestación en los deseos, según budistas y hedonistas. Si lo que provoca ese sentimiento repulsivo son los deseos, entonces hay que suprimirlos del corazón y el alma para encontrar paz, eso dicen, y no terminar siendo una máquina de odio.
En fin... el choro de la envidia es porque en vista de que no todos quieren erradicarla de su corazón ni de sus pensamientos, he pensado durante mi corta e inexperta vida alguna manera de evitar generarla.... alguna manera que dependa de mí, que sea personal y que su producto no genere la mentada envidia, al menos en la mayoría de los entes que lamen la miel del deseo buscando masticarla para satisfacer su materialismo. Y qué me encuentro... un libro, la lectura... ¿Quién envidia a un señor leyendo una revista en el camión urbano? ¿Quién envidia a una joven sentada en la banca de un parque leyendo? ¿Quién envidia a un tipo leyendo en un café [¿acaso es posible leer en un café? con tanto ruido y distracción, creo que la lectura es un ritual que se debe respetar para lograr plena satisfacción. Un café es un lugar de reunión, de convivencia, de esparcimiento y conversación... para qué llevar un conversador mudo (el libro) si ahí tienes danzando a muchos más? Los otros personajes, el del urbano, la del parque, no intentan socializar, al contrario, buscan el apartamiento de la realidad a través del tubo mágico de la lectura. !Tata!] ¿Quién envidia al tipo que se guarda en la biblioteca?... pero. ¿Quién envidia al vecino con el coche nuevo que todo mundo quiere comprar?... y ¿Quién envidia al vecino que sale a su jardín a leer por las tardes?
Puedes llegar a envidiar a una hermosa mujer (si eres mujer, si eres hombres la deseas y envidias al que está con ella) en traje de baño, tomando el sol con bronceador, un coctail, y lentes oscuros, en la playa de arena blanca.... pero, ¿quién a la misma mujer leyendo? En una balanza, ¿a quien envidias más?
Con esto, termino el post reflexivo y concluyo que mi actividad preferida para disipar la envidia y trasnmutarla en tranquilidad se encuentra en los libros, sólo falta leerlos para encontrarla. ¡Saludos!
NOTA: ¿cómo hacer para no sentir envidia? Pienso que se debe dejar de desear la vida de los demás y atender la propia.

otras cosas sin importancia

I am or IMP <> T ar T

Las esquinas de las calles son de papel y van las golondrinas doblando y desdoblando esquinas...