Me disparaste a mí. ¿No sabes quién soy pendejo?
Soy Tito, hijo de Angelica la
que lava ropa y Severino el taxista, hermano de Toño, Minerva, Graciela, Joaquín
“el lobo” y Lulú. El sietemesino, bebé frágil, el más pequeño de todos. El que
nunca elegían en las retas de fut, el que esperaba el balón sentado en la piedra-portería
sobre la calle asfaltada. El niño vaguito a los ojos de las señoras con
delantal, tierno y sin rumbo. El que corrió por un balón y lo atropelló una
camioneta. Me revolcó entre las llantas, aún escucho el motor aquí cerca, siento
su calor. La llanta estruja mi brazo, mis hermanas gritan desesperadas: Tito,
Tito. Toño corre furioso con un puño detrás de la camioneta, veo como se alejan.
Ahí está Tito tendido en la calle, ese cuerpo de niño soy yo, creo que lo vi
desde el cielo. Entre cientos de niños en la ciudad me tenía que pasar a mí. Pero
me recuperé, un injerto de mi nalga cicatrizó en el brazo con el tiempo. Mi
habilidad motriz nunca fue la misma, me sentía fuera de tiempo, no tan ágil. Soy
lento en mi andar, la vida no puede ofrecerme más de lo que estuvo a punto de
quitarme, no hay prisa. Creo que desde ese momento el resentimiento comenzó a
crecer en mí, poco a poco. La escuela es una tontería, eh visto abogados que
terminan como mi padre de taxista, y el hijo de puta apenas y terminó la
secundaria, yo no soy como mi papá, me salí en segundo, no seré ruletero. Tito
el valiente, el audaz, el chingón, así me ven. Bísnes de aquí para allá,
desde las 10 am en chinga a buscar el negocio, los vecinos me miran con recelo
les arde mi éxito, que chingen su madre, ellos no me mantienen o me cuidan, ni
siquiera pudieron agarrar al pendejo de la camioneta. Este Tito les va a partir
la madre a todos, ya me temen algunos, pronto no habrá quien se pare enfrente. Estoy
naciendo, creciendo, me estoy forjando como un chingón, tengo 17 años y un par
de amigos que me cuidan la espalda.
Hijos de su puta madre, ¿dónde están? Este pendejo sacó una pistola y me
acaba de dar un tiro. A mí, a Tito, que estuve a punto de morir varías veces,
esto no me va a matar, si no me mataron las balas del cuerno de chivo del papá
de Mario, que me rozaron la cabeza cuando al pendejo de Mario se le salieron
los tiros jugando. Y ahora este menso me acaba de dar en el estómago, hijo de
la chingada, me acabas de dar, tal vez muera, o no, pero voy por ti, te voy a
partir tu madre, soy Tito el chingón. Otro disparo, me diste en el pecho. Tito,
levántate, mira lo que te trajo Santa Clós, la voz de mi madre, una patineta,
que chingona, como las que vi en el Aurrerá. Quiero a mi mamá.
Otro balazo en el pecho, no voy a poder partirte tu madre. Si pudiera sacar
la navaja de la bolsa, aquí está hijo de la chingada, ahora si ya te cargo la
verga, te voy a quitar esa carita de asustado. Otro trueno, otro cuete. Soy Tito
y me perfora el plomo, cuatro balazos, no voy a librarla, la navaja se me
resbala al suelo. Creo que ya valió madres.
Ya estoy en el suelo, se acerca el maricón. Fueron un chingo de balazos, qué más da que sean cien, ya me cargó la chingada. Se me queda viendo, levanta otra vez la pistola. Te veo en el infierno hijo de tu...
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