Cruda Confesión

Sin cocer y sin coger está este cuerpo crudo. Recordando tu cariño, plácido, arrepentido y decidido a entender lo vulnerable de mi corazón. Lo violable que resulté, sin inspirar respeto alguno, tus mensajes en mi celular no son tuyos. Y los otros mensajes si fueron tuyos y de tu amante que negaste. Y ahora tienes más de uno, entre ellos estoy yo. ¿Eres la misma? no lo sé. Ahora leo tus recuerdos y me siento ultrajado como aquella vez, cuando me dijiste que no eras tú, pero si era tu corazón, pues ya lo conocía. Cómo dejar este masoquismo que tanto me gusta, reconozco que disfruto sentir las tripas envueltas, apretujadas entre si y el dolor de tu traición taladrándome la cabeza... negaste la cogedera y saboreabas su vulgaridad llena de confusión, porque en el fondo de la lujuria está la puta que te gustaría ser. Ahora sigues aquí, con tus besos y tu ligereza que alimenta mi resentimiento, cuando me miras destruyes mi endeble barricada de carrizos huecos, me derrumbo y te como a besos, aunque estés cruda. Sé que preguntaras si eres tú esa mujer a la que me refiero, no, es otra, es aquella que se esconde en mí y que proyecto cada vez que amo, cada vez que pierdo y cada vez que la busco en cada una de ellas... tengo que dejar de escribir para llamarte, al menos con mi mente, amor mío.