Parte II
La primera anécdota del libro Oscuros Hechizo de
Amor se titula Claudia y Genaro. Claudia está enamorada de Genaro y busca un
encuentro casual pero Genaro siempre la ignora pues sólo tiene ojos para
Martina a quien pide en matrimonio. Unos días antes de la boda Martina se
enferma. Los doctores no encuentran señales de ninguna enfermedad conocida,
ella dice sentir que el alma se le desprende del cuerpo. Un día antes de la
fecha fijada para la boda, Martina muere. Genaro conoce a Claudia en el funeral
de Martina y se enamoran, pronto se casan y viven felices para siempre. Después
viene una explicación del oscuro hechizo de amor que Claudia utilizó para
destruir la relación entre Genaro y Martina, y que este se enamore de ella.
También se explica cómo deshacerlo si se sospecha de ser víctima de este amarre
maligno para salvar a la persona amada y destruir a la enemiga.
La anécdota no se parece en nada
a nuestro caso, aunque puede coincidir en la búsqueda de los encuentros
casuales. Por otra parte, tú ya estas casada y no hay boda que impedir pero sí
marido que matar y eso no es algo que me guste demasiado, por lo que he
decidido saltarme las anécdotas hasta la del final, que el índice señala está en
la página 129. Se titula “Los amantes indisolubles”. Aunque el título sugiere
poco de algún hechizo que tú hayas utilizado sobre mí, las circunstancias son
extrañas y puede ser que me lleve una sorpresa, después de todo el libro es un
misterio en sí mismo y contiene muchas coincidencias con nuestra vida. Además,
por alguna extraña razón me salté todas las demás anécdotas.
Las primeras palabras me dejan
absorto, esto no puede estar sucediéndome y tengo una extraña sensación mezcla
de vértigo y temor. Es usted un hombre
impaciente que se ha saltado todas las anécdotas anteriores a excepción de la
de Claudia y Genaro. Definitivamente el libro tiene coincidencias extrañas.
Presa del terror, cierro el libro, tomo mis llaves y decido ir a buscarte
camino al bosque, aunque sé que tengo pocas oportunidades de encontrarte, al
menos que vaya a la escuela de tus clases vespertinas, pero descarto
inmediatamente esa opción al recordar que el policía de la entrada ha recibido
estrictas ordenes de ti de alejarme en cuanto me vea merodear cerca de ahí.
No puedo creer que le tenga
miedo a un libro. Me armo de valor, regreso al sillón rojo, muerdo una
quesadilla de carne de pavo. La muerdo otra vez y así hasta terminármela.
Decidido, abro el libro y busco la línea en que me quedé. Es usted un hombre […] Claudia y Genaro. Que bueno que se ha armado de
valor para continuar leyendo, no tenga miedo, recuerde que el libro está para
ayudarle y no para hacerle daño. Juntos terminaremos con el sufrimiento que su
situación actual le provoca. Le invito a continuar leyendo la siguiente
anécdota en la que seguro encontrará una solución.
Los amantes indisolubles trata
de un hombre que se enamora de una mujer y esta después lo deja. Ella se casa y
él se queda prendado de ella. El fuego de su amor es tan grande y está lejos de
extinguirse que se convierte en una obsesión, algo incompresible para él.
Consulta sobre su obsesión con sicólogos y psiquiatras, pero al no encontrar
mejoría después de sesiones y medicamentos, sospecha que está hechizado, pues
no deja de pensar en ella ni un segundo. Decide consultar a curanderos y brujos,
pero todos resultan charlatanes. Hasta que encuentra un misterioso libro que le
devela la verdad de su condición. El libro explica que el hechizo del que es
víctima se realizó en otra dimensión por lo que es necesario liberar su cuerpo junto
con el de la amada en el mismo fuego que encendía la pasión cuando ambos se
amaban. Ese fuego aún vivía en él y lo único que necesitaba era un chispa para encenderlo
y después envolver a su amada desnuda, junto con él, en el mismo fuego, justo
en el momento del coito, de lo contrario, estaba destinado a vivir atado a ella
por la eternidad sin ser correspondido. Al hacer el hechizo, juntos se
trasladarían a otra dimensión en donde se encontraba el amarre y por medio de
una invocación cósmica terminaría con el, liberando así su alma para siempre.
Aunque el hombre insistía en que no quería hacer eso porque la amaba, el libro
explicaba que eso era debido a su condición de hechizado y que el amor solo
podía existir entre dos personas, como algo compartido, nunca individual. ¿Y el
amor propio? Preguntaba él. El amor propio es justamente el que te han
arrebatado, el amor por tu cuerpo ha sido aprisionado en otra dimensión por eso
sientes que ella te hace falta pero no es ella, eres tú mismo el que te hace
falta, al amor de tu alma le hace falta el amor de tu cuerpo y su esencia está
aprisionada en esa otra dimensión.
El hombre aprisionado tiene que
buscar el momento para hacer renacer el fuego del amor y lo hace por medio de
la chispa de la pasión. El misterioso libro explica cómo lograr revivir la
pasión por medio de un hechizo sencillo. Aquí hay una anotación en el texto que
indica que al final de la anécdota se describen todos los detalles de dicho
hechizo. El encuentro es inevitable, él está preparado, la ha observado durante
mucho tiempo desde la ventana de su departamento donde se ve claramente la
entrada de su casa. Esta parte me conmociona, pues las coincidencias siguen
apareciendo, pero trato de no intimidarme y continúo leyendo. El hechizo
indicaba que debía esperar a la amada en su nuevo lecho, desnudo, cubriendo sus
genitales tan sólo con unas ramas de laurel y debía colocar debajo de la cama
unas ramas de eucalipto de manera que cubrieran toda la parte de abajo y así lo
hizo. Entre sus manos llevaba el libro misterioso que tenía el rostro de la
amada en la portada. Detengo la lectura, no puede ser posible. Releo las líneas
y eso es justo lo que dicen. Son demasiadas coincidencias pero ya no puedo dar
marcha atrás.
El hombre espera a la mujer amada
en su lecho, desnudo, con el libro que tiene la foto de ella en la portada,
cubriendo sus genitales con ramas de laurel y bajo la cama una alfombra de
ramas de eucaliptos, cuando ella entra y ve la escena, tiene los ojos redondos
como canicas a punto de salirse de sus cuencas, mueve la cabeza, deja sus cosas
sobre una silla y comienza a desnudarse. El hombre le unta un aceite preparado
como el misterioso libro lo indica y le pide a ella que también le unte. Hay
otra anotación en el libro que hace referencia al aceite y su fórmula que se
describen en el apartado correspondiente. Sus cuerpos desnudos se deslizan a
través de sus formas, las caricias y los besos los predisponen para amarse. El
penetra el cuerpo de ella con su falo tan erecto como en sus primeros
encuentros, ella lubrica su vagina de la misma forma, se está gestando la
chispa de la pasión que pronto encenderá el fuego de su amor. Sus genitales
embonan como una maquina perfecta, compuesta por piezas exactas diseñadas una
para la otra. El roce es frenético, las sensaciones estallan, los cuerpos
liberan las almas y flotan. La fricción es tal al momento de llegar al orgasmo
que una chispa se desprende de sus genitales y enciende sus cuerpos envolviéndolos
en una llama alimentada por el aceite inflamable que cubre sus cuerpos. El
fuego acaricia los cuerpos desnudos, no sienten dolor ni se asfixian, sus almas
están juntas, se han desprendido de la carne y se enfilan directo a la
dimensión donde se realizó el amarre. Al llegar, el alma de ella se siente
descubierta y zozobra. Él, hace la invocación cósmica y libera su alma. Aquí,
el libro anota que la invocación cósmica también está al final de la anécdota,
junto con las formulas y los hechizos necesarios para realizar esta magia.
Reviso las últimas páginas, y
sí, efectivamente, ahí está todo claramente descrito. Cierro el libro y me
quedo perdido, pensando en lo hermoso que sería liberarme de ella. No puedo
esperar más. Mañana mismo voy a buscar todos los ingredientes necesarios.
Es martes, su esposo ha salido
como siempre a trabajar fuera de la ciudad y no regresa hasta después de media
noche. Tenemos tiempo. Cuando él regrese yo estaré libre y en otra dimensión.
Su casa está muy limpia, no se parece en nada a mi apartamento, además el aroma
que la inunda es mágico, huele a ella. Me siento como en un bosque repleto de
olores agradables. Ahí están los restos de la comida, huele a lasaña, la
deliciosa lasaña que ella prepara, todo es ella, su perfume, su almohada, sus
sabanas. No puedo resistirme y me meto debajo de las sabanas. Hay otro olor, es
el de él. Fácilmente puedo decir de qué lado duerme ella. Ya son 8:20, no tarda
en llegar, así es que me desnudo y preparo todo. Las ramas de eucalipto, las
ramas de laurel, el libro con la foto de ella en la portada, pongo el aceite
cerca de mí. No puedo esperar más, la situación me desespera y me excita a la
vez. De pronto se escucha que abre la puerta de la entrada y me provoca una
erección. Escucho sus pasos acercarse al cuarto. Abre la puerta. Mis ojos están
redondos como canicas a punto de salirse de mis cuencas, estoy pasmado. No
puedo dejar de ver a su marido.